La hostelería empieza por fin a recuperarse. Aunque el sector sigue notando todavía los estragos de las restricciones aprobadas, en los dos primeros meses del año sus ingresos se han reducido una media del 61,6% y su plantilla ha descendido un 17,5%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el punto de inflexión está ya un paso.
Si tenemos en cuenta solo la restauración y se descuentan los servicios de alojamiento, la caída de las ventas se ha ido agudizando en los últimos meses. En diciembre del año pasado fue del 45,7%, en enero del 53,3% y en febrero del 56%. Los datos de marzo aún no son públicos, pero teniendo en cuenta el efecto calendario por la Semana Santa y que el año pasado hubo en el mismo mes casi tres semanas de cierre total, las cifras empezarán ya, sin embargo, a ser positivas.
Los empresarios del sector esperan que con la llegada de turistas a nuestro país en verano la caída de ingresos se reducirá de forma significativa y podrán recuperar hasta el 80% del negocio que tuvieron hace dos años. Y todo ello será posible a pesar de que en el último año se han perdido un total de 85.000 establecimientos, casi un tercio de los que había en total, lo que ha supuesto, además, la destrucción de 300.000 puestos de trabajo.
El empleo sigue siendo el gran problema. Y es que pese a los indicios de recuperación, se calcula que una gran parte de los 364.000 empleados del sector que a cierre de marzo se encontraban todavía en un ERTE acabarán engrosando las listas del paro debido al impacto de la crisis sanitaria en el sector.
Las previsiones en el sector turístico no son demasiado positivas. El sector que había previsto en enero una caída de la facturación de 58.118 millones de euros (un 37,6% menos respecto al 2019), ha elevado ahora esa cifra a 73.407 millones, lo que implicaría una caída del 47,5%.